viernes, 5 de febrero de 2010

INNOVACIONES TECNOLOGICAS EN EDUCACIÓN

La Tecnología cambia, la Gente no...(Alanis, 2007) ese es el paradigma de las innovaciones, sobre todo en el campo educativo.

Vivimos en una era de acelerado desarrollo tecnológico en que constantemente se renuevan los sistemas, equipos y plataformas en el manejo, almacenamiento y tratamiento de la información y el conocimiento. En consecuencia la información, y sobre todo el conocimiento, se convierten en un nuevo recurso en el seno de las organizaciones que cohabita con otros recursos tangibles, pero el conocimiento es el recurso estratégico que destaca en protagonismo frente al resto. En este nuevo escenario cambiante y a la vez estimulante, se está detectando tanto en el ámbito de las organizaciones, como de la docencia, la necesidad de introducir elementos nuevos de carácter actitudinal como complemento al conjunto de conocimientos que ha de tener una persona. Se trata de definir perfiles de competencia que den respuesta efectiva a las exigencias de la sociedad y, a su vez, planear el proceso de adopción de innovaciones que lleven a alcanzar las metas propuestas.

Estas competencias requeridas son el conjunto de actitudes, habilidades, valores y conocimientos que han de tener los individuos para realizar su trabajo de forma efectiva y contribuir positivamente a sus organizaciones, clientes y profesión u ocupación. De ahí la importancia en promover y ejecutar modelos educativos acordes con las exigencias que la sociedad actual requiere, de manera que las personas sean formadas y capacitadas para hacerle frente a las innovaciones y tecnologías que existen.

Sin embargo, para que esta tecnología educativa sea eficaz y acorde con las realidades y necesidades actuales, los individuos requieren de un modelo de enseñanza centrada en la persona, donde el docente pase a ser, de protagonista y creador de la enseñanza, a guía y motivador del aprendizaje y el estudiante se convierta en el constructor de su propio aprendizaje, capaz de detectar, analizar y solucionar los problemas y situaciones apremiantes en su vida personal, laboral y social.

Bien lo dicen Buendía y Martínez (2007) en que "el hombre se va haciendo, su condición es formarse, integrarse; la formación no es una esencia ni un resultado, sino un proceso continuo, histórico, de autoconfiguración e integración social".

Para eso, se reconocerá el rol del alumno como punto de partida y su papel activo, creativo y autónomo en el proceso de aprendizaje, al igual que el papel del docente como coordinador, facilitador y activador de dichos aprendizajes. En estas condiciones el aula tomaría un nuevo e interesante ambiente de significación e interés en el discente.

Educar, entonces, tiene implicaciones más amplias que la mera transmisión de información, ya que debe ocuparse de la formación integral de la persona. Un verdadero aprendizaje implica que el alumno aprenda de manera autónoma, creativa y crítica, respetando su individualidad; si aprende poniendo en ejercicio su capacidad de pensar y explotando sus propias habilidades e intereses, en un ambiente democrático, de respeto mutuo, de diálogo constructivo, de trabajo cooperativo y solidario, se estarán sentando las bases para la construcción de una sociedad más justa.
Por tanto, se coincide con Heredia y Romero (2007) cuando expresan que “el efecto que la escuela tiene como formadora de las personas es una huella indeleble tanto en lo personal como en lo profesional”(p.68). Asimismo, el proceso educativo sólo es efectivo y de calidad cuando se responde con exactitud a las justas demandas de los diferentes contextos socioculturales y éstos se fundamentan en la participación y la investigación.
No en vano Freire (2004) manifiesta que "no habrá creatividad sin la curiosidad que nos mueve y que nos pone pacientemente ante el mundo que no hicimos, al que acrecentamos con algo que hacemos"(p.11).
Por tanto, estas lecturas me han permitido conocer el aporte, la relevancia y la necesidad de las innovaciones tecnológicas en la educación y de, como docente, darle más protagonismo al estudiante, de tal manera que, si se desea innovar la educación, en primer lugar se necesita descubrir al alumno visto en sí mismo, como el componente principal del modelo de cambio educativo y a través del cual giran otros elementos importantes como son: el docente, el conocimiento, la institución educativa y el contexto sociocultural en el que está inmerso; todos formando un sistema en el que interactúan para lograr la efectividad y objetividad del proceso de aprendizaje. Sólo de esa manera podremos decir que el alumno está aprendiendo, porque sus experiencias, conocimientos, habilidades, potencialidades e intereses las vuelca al aprendizaje y con ello enseña a su vez al docente, quien en este modelo educativo no siempre tiene la razón o “la verdad absoluta”, sino que aprende también de las experiencias y conocimientos previos del estudiante mismo. Ese modelo de enseñanza es enriquecedor para ambos…

Bibliografía:
Alanis, M ( 2007) Gestión de la introducción de la innovación tecnológica en educación. México : Limusa.

Buendía, A. y Martínez, A. (2007). Hacia una nueva sociedad del conocimiento : retos y desafíos para la educación virtual. En: Armando Lozano y José Burgos. Tecnología educativa en un modelo de educación a distancia centrado en la persona, cap.3. México : Limusa.

Escamilla, J (2007). Hacia un aprendizaje flexible, sin fronteras y limitaciones tradicionales. México : Limusa.

Freire, P (2004). Pedagogía de la autonomía. Sao Paulo : Paz e Terra.

Lozano, A y Burgos, J (2007). Tecnología educativa en un modelo de educación a distancia centrado en la persona. México : Limusa.

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